Tuesday, 30 November 2010

JUAN KROHN: CONFESIONES Y RECUERDOS DA LA FSSPX



Confesiones de un heterodoxo: sobre mi herejía histórica (auto de fe en mi celda) (2)

29.11.10 | 18:44. Archivado en Semper Idem (en defensa propia), Historia revisionista de los dogmas (en clave nacional/catolica)
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Sigo con el rollo. Explicándome en materia teológico/religiosa (del auto de fe de mi celda, me refiero) Algo que por lo que se ve tiene más gancho (o morbo) de lo que se entiende de ordinario. "El hereje" era el título de una de las novelas de Miguel Delibes -segunda época- que más aplauso le cosecharía tras la transición política.

No es óbice que se trata de un dicterio lastrado de antiguo de una nota (teológica) infamante que se pone de manifiesto aunque sólo sea en el eufemismo -de heterodoxos- que la reemplazaría cuidadosamente en el lenguaje escrito y hablado políticamente correcto en los tiempos modernos entre españoles, como lo ilustra el titulo de la célebre obra de Marcelino Menéndez Pelayo, ducho en la materia.

Por eso se puede decir que herejes no hubo propiamente hablando en la historia del catolicismo español de los últimos siglos. Los últimos se quedarían anclados (en el recuerdo) en las épocas de las guerras de religión y de la eclosión -frustrada- del protestantismo en la Península de lo que testimonia Miguel Delibes en la novela referida.

Incluso los jansenistas españoles presentes en las Cortes de Cádiz -un pre/concepto más bien que dió por sentado don Marcelino en su libro- pueden ser vistos como una de las componentes más o menos heterodoxa del liberalismo español que para lo que se da en llamar el pensamiento reaccionario (tradicionalista) de la época no dejaba de ofrecer en su conjunto una nota de crasa heterodoxia indiscutible, tanto los liberales moderados como los extremistas.
Curioso asaz no obstante lo es que el gran martillo de herejes que pretendió ser Menéndez Pelayo -en la idea que guardan muchos de él por lo menos, y a imagen y semejanza de la visión de la Historia de España que se tenía forjada en su cabeza- se viese tratado de "mestizo" en la pluma de polemistas anti-clericales de su tiempo, como lo fue Miguel De Unamuno, hasta cierta fase (relativamente avanzada) de su vida al menos.

"Mestizo" designaba a una mezcla híbrida de "carca" o integrista y de adepto de la política de la Santa Sede, más o menos tachada de liberalismo a partir del pontificado de León XII, tras su distanciamiento prudente de la causa del carlismo (vencido), que Rafael Sánchez Mazas no dejaría de poner de relieve en su libro "prohibido"

Y mas significativo aún lo es que en la polémica entre conservadores y renovadores, integristas y progresistas que encendería el concilio Vaticano II y a sus ancas el posconcillio inmediato, los progresistas -"la progresía" como se les llama ahora en España mayormente entre las nuevas generaciones- se vieran tratados por sus adversarios integristas o tradicionalistas de subversivos, de marxistas, de inflitrados, de traidores a España en rigor, y muchas otras lindezas, pero sin que llegasen a personificar, a los ojos de aquellos, "herejía" alguna.

E incuso desde las alturas teológicas (exquisitas) que pretendió guardar desde el principio la obra del seminario de Ecône del obispo Lefebvre, el progresismo posconciliar se veía tratada de modernista, un fenómeno -históricamente considerado, en el orden religioso me refiero- que guardó siempre entre los católicos españoles un sello nítidamente extranjero; o de neo/protestantes a lo sumo, pero el calificativo de herejes (en francés "heretiques") se veía reservado en su uso al círculo de los más adeptos o forofos, con mayor grado de iniciación teológica a que la mayoría de los seguidores del obispo disidente que lo empleaba de vez en cuando a penas; en su correspondencia polémica con las instancias de la santa sede en el marco del proceso canónico que se le seguiría, y en sus conferencias (semanales) a sus seminaristas.

Herejes -y paganos- llamaba el cardenal Segura a los falangistas -o si se prefiere a los franco/falangistas- pero su actitud se vería fatalmente revestida de un sello de lo mas atípico y original en la historia del catolicismo español contemporáneo. Pareja -por lo que a la nota infamante se refiere- correría la noción de excomunión (o de excomulgado)

Con la excomunión amenazó -con grandes réditos, hay que decir, en materia de política religiosa- el Vaticano a Franco y a su régimen en los años del tardo/franquismo concretamente en el asunto de la tentativa de expulsión del obispo separatista (y provocador) de Bilbao, Añoveros, que no llegó a materializarse, porque el régimen se echó marcha atrás "in extremis"; el conflicto que protagonizarían la iglesia católica y el régimen de Perón en la Argentina -preludio de su caída- bien vivo aun en los recuerdos de muchos.

¿Fui excomulgado yo mismo en Fátima? A fe mía que nunca lo supe. Teóricamente debía ser así, por lo que tengo entendido. Pero excomulgado me sentía yo ya de antiguo, de verdad; de aquella iglesia del concilio que como me lo confesó uno de los militantes brasileños de la TFP,residente en Madrid a principios de los setenta, -a solas por cierto- no era la iglesia de las promesas/de/su/bautismo.

Como sea, nunca nadie me notificó lo más mínimo en ese sentido; lo que me situaría en la práctica en una especie de limbo canónico en el que desde entonces me movería -como pez en el agua (un decir)- tal y como aquí ya lo tengo señalado. No es cierto en cambio -y salgo así al paso de ciertos rumores tenaces y persistentes por lo que veo- que me viera expulso de la FFSPX antes de mi detención en Fátima.

Salí por la mañana, el día que tomé el tren rumbo el santuario -viajando toda la noche- del priorato ("prieuré") en el que residía hasta entonces en la afueras de París (Mantes-la-Jolie), hoy día -lo que no era en modo alguno el caso entonces- uno de los principales bastiones del Frente Nacional en el cinturón suburbano que rodea la capital francesa. Y tras el estruendo en los medios que seguiría a mi detención se apresuraron a tomar distancias y a condenarme desde luego.

Los unos con más celo y apresuramiento que los otros. Los que no me veían con demasiados buenos ojos dentro de la FSSPX más si cabe desde luego. Pero la tónica no dejó de darla el propio obispo Lefebvre con el que siempre mantuve excelentes relaciones -y conjuro a quien sea a desmentirme- quien, sin duda blanco de todo tipo de advertencias y presiones por cuenta mía, declaró al poco de mi detención a los medios que "mi caso estaba ya en manos de los jueces y de los psiquiatras y que él no podía hacer ya más nada (...)

No se lo guardé ya lo saben aquí todos, y defendí siempre su memoria en mis entradas (de forma critica y con visión retrospectiva por supuesto) Sin embargo debo admitir -"sotto voce" (imitando a los de la TFP) sobre todo para los que aquí me leen- que en el momento de mi detención en Fátima, yo andaba ya por así decir en la cuerda floja en materia de ortodoxia (...)

Si no caído (relapso) en herejía, fatalmente rodeado, es cierto, de fuertes presunciones y motivos de sospecha en la materia. No hereje en sentido estricto y en el lenguaje canónico antiguo; pero sí en cambio en el de "sapiens heresim" (con tufo a herejía) Y no lo era por cierto por culpa de modernismo teológico, por cierto, o de que me hubiera vuelto mas o menos progresista -horresco referens (hoy como ayer)- sino culpa de un autor de quien ya me habré ocupado en algunas de mi entradas, Joaquín de Flore -camino de los altares (beatificado por el propio Juan Pablo II...)- del que la iglesia a todas luces no consigue ponerse de acuerdo todavía.

Y a mí Joaquín de Flore me interesaba sobre todo por su visión de la Historia que haría recobrar sorprendentemente actualidad a su pensamiento doctrinal en las primeras décadas del siglo XX que vieron el auge de los nazifascismos. Y mas tarde aún, con ocasión del concilio vaticano segundo.

Joaquin de Flore -como Federico Nietzsche, como el francés Maurras (como la lguerra civil española)- figuró entre los grandes convidados de piedra de aquella magna asamblea. En la mente de muchos desde luego, por más que se andasen con mil precauciones a la hora de avanzar su nombre de forma explícita por culpa de la reputacion dudosa (sapiens heresim) que arrastraba desde de resultas del hundimiento del mundo que le tocó vivir, la Europa de la Alta Media, de la segunda y tercera cruzada, ésta última tras la reconquista de Jerusalén por las tropas de Saladino, a la que el monje visionario sobreviviría por muy poco tiempo.

Y lo ilustraba de forma elocuente a mi juicio el prólogo a una obra divulgadísima del padre de Lubac, jesuita francés, y una de las "vedettes" del "ala marchante" del concilio dedicada a la suerte que le seria reservada para la posteridad al legado doctrinal del célebre monje (heterodoxo)

El autor del prologo lo era otro de los teólogos que el concilio izó a la cumbre de la fama, el padre Chenu, dominico francés, que confesaba en esas páginas -de una tonalidad innegable, y era la de un homenaje crítico-que le mereceria la obra (exhaustiva y documentada) de su hermano/en/el sacerdocio, el resentimiento (sic) que arrastraba de antiguo en relación con las doctrinas y teorías de Joaquín de Flore, huella mas que presumible del mucho parecido en que había debido tenerlas en algún momento de su trayectoria (temprana) y de la evolución o maduración ulterior de su propio pensamiento teológico (e ideológico).

Y fue en Argentina sobre todo donde me fue dado el ser testigo en primera fila del problema irresoluble que Joaquín de Flore no dejaba de plantear en los ámbitos académicos de aquel pais situados dentro de la órbita de influencia de la iglesia católica, como es el el caso de la enseñanza católica universitaria del tipo confesional "urbi et orbe"

Y sería con ocasión de un congreso de "Filosofia Tomista" celebrado en las cercanías de la cudad de Cordoba durante mi estancia en aquel país -en, el invierno austral del 79 (...)- en el marco de mi ministerio formando parte la obra del obispo Lefebvre. En concreto, tras la intervención que seguí con gran interes de uno de los ponentes invitados, profesor en una Universidad caztolica alemana (hasta el punto de procurarme de inmediato copia escrita del texto) en relación con la visión de la historia del monje célebre que se vio seguida (y no es broma) de una retractación con todas las letras del interesado tras las presiones que se sucedieron a no dudar entre bastidores del congreso.

Y en la que el infortunado ponente -a todas luces intimidado y atemorizado de la cola que habían traído sus palabras- declaraba solemnemente distanciarse de la teoría hegeliana que se insinuaba o se escondían (subrepticiamente) en la visión histórica de Joaquin de Flore y de la que sin duda (de lo que creo recordar del tenor de sus retractaciones) él mismo se había hecho desgraciadamente culpable en la medida que les había servido perniciosamente de altavoz en aquel congreso, lo que lamentaba profundamente (etcétera, etcétera...)

Seguido de una profesión de acatamiento a la doctrina de la iglesia, como/dios/manda. Y está de más el decir que aquella retractatio" (teológica) -tan estrepitosa (yo la verdad que oyéndola no sabía donde meterme)- no me curó en modo alguno del problema (si se le quiere llamar así) que arrastraba yo de antiguo con la historia (con mayúsculas) antes y después de toparme con la figura y la obra de Joaquín de Flore y de su posteridad espiritual (teológica o filosófica), ancha y abundante como las arenas del mar a creer a aquel estudio al que aquí he venido aludiendo.

Un problema que no haría mas que agudizarse -un decir- en mí al socaire de la polémica levantada por la ley funesta de la memoria histórica y la polémica sobre la guerra civil en el plano memorialista) que de unos años la precedería. La salvación es histórica -cumpliéndose dentro de la Historia (de la salvación, de los hombres y de los pueblos)- o no lo es; no más a lo sumo que una salvación de mentirijillas con tufo "a domesticidad" como reprochaba Federico Nietzsche a "las experiencias de salvación" de sus ascendientes y antepasados (todos ellos pastores protestantes) No pretendo no obstante convencer aquí a nadie.

Consciente además de correr el riesgo pronunciándome como le hago de un proceso en materia de heterodoxia como el que se le siguió a la Acción Francesa; que ya veo a algunos tomando nota a toda prisa de lo que expongo en estas líneas. Exultantes de tener (¡en fin!) algo por donde "cogerme" Entre aquellos presumiblemente que más me habrán seguido la pista o mejor me conocen (de antiguo)

¿En la mirilla de la censura teológica, no directamente de los dicasterios romanos pero sí de la FSSPX? A fe mía que no lo sé. Pero esta claro para mi que en los ámbitos rectores de la obra fundada por el obispo francés disidente -bien vistos en lo sucesivo a todos los niveles de la iglesia jerárquica- se tienen formada una idea o si se prefiere un juicio de sobra por cuenta mía.

Pese al silencio (desdeñoso) que me habrán brindado durante décadas. No se puede decir en cualquier caso que no sea yo para ellos un viejo conocido (y recíprocamente también) El actual superior Bernard Fellay, hijo del ingeniero responsable de la central eléctrica de Ecóne -en el cantón suizo del Valais- del que el seminario tomaría su nombre (el mas divulgado en los medios por lo menos) solía venir a montar en trineo aún adolescente casi un niño en el cerro adyacente al seminario los primeros tiempos de estar yo allí.

Y que me perdone pero pensé y sigo pensando que en materia de catolicismo los suizos por muy católicos que se sintieran tienen pocas lecciones que dar a los españoles. Y mucho menos en punto nuestro pasado histórico. Por muy altas que sean sus montañas. Por mucho que algunos de ellos se sientan el ombligo de Europa (y del mundo)

No les estoy declarando la guerra, que conste. A lo sumo me la declararon ellos que consiguieron mi expulsión de Suiza, tras mi salida de la cárcel portuguesa -en marzo del 86- gracias a su gran valedor en los medios políticos y de la magistratura en la capital federal, Berna, el abogado (maître) Roger Lovey, proximo de "l'Office" (antigua Cité Catholique), poco conocidos en España pero tan sectarios como el Opus Dei.

Sin rencores, y sin complejos. No por ello voy a abogar por el cierre de sus antenas en territorio español y la expulsión de sus miembros (que se merecerían)





Monday, 29 November 2010

BELEZA E SIMPLICIDADE NA SAGRADA LITURGIA

O artigo abaixo é do Padre Uwe Lang e foi publicado nas edições inglesa e italiana de Zenit.


Uwe Michael Lang é padre da Congregação do Oratório de São Felipe Neri em Londres. Em setembro de 2008, o Papa Bento XVI nomeou-o consultor do Departamento para as Celebrações Litúrgicas do Sumo Pontífice.

A NOBRE SIMPLICIDADE DOS PARAMENTOS LITÚRGICOS

Uwe Michael Lang, CO

A tradição sapiencial da Bíblia proclama Deus como "o próprio autor da beleza" (Sb 13,3), glorificando-o pela grandeza e beleza das obras da criação. O pensamento cristão, seguindo o exemplo da Sagrada Escritura, mas também da filosofia clássica como auxiliar, desenvolveu o conceito de beleza como uma categoria teológica.

Este ensinamento ressoou na homilia de Bento XVI durante a Missa de Dedicação da Basílica da Sagrada Família em Barcelona (7/11/2010): "A beleza é também reveladora de Deus porque, como Ele, uma obra bela é pura gratuidade; ela nos chama à liberdade e afasta-nos do egoísmo". A beleza divina manifesta-se a si mesma de uma forma totalmente particular na sagrada liturgia, também através de coisas materiais das quais o homem, feito de alma e corpo, necessita para chegar às realidades espirituais: o edifício do culto, o mobiliário, os paramentos, as imagens, a música, a dignidade das próprias cerimônias.

Releia-se a propósito o quinto capítulo sobre "Decoro da Celebração Litúrgica" na encíclica Ecclesia de Eucharistia do Papa João Paulo II (17/04/2003), onde ele afirma que o próprio Cristo quis um ambiente adequado e decoroso para a Última Ceia, mandando que seus discípulos o preparassem na casa de um amigo que tinha uma "grande sala mobiliada no andar superior" (Lc 22,12; Mc 14, 15). A encíclica recorda também a unctio de Betânia, um evento significativo que antecipa a instituição da Eucaristia (cf. Mt 26; Mc 14; Jo 12). Diante do protesto de Judas, para quem a unção com o precioso perfume era um "desperdício" inaceitável, dada a necessidade dos pobres, Jesus, sem diminuir a obrigação de caridade concreta para com os necessitados, declarou seu enorme apreço pela atitude da mulher, porque a unção que ela realizou antecipou aquelas "honras de que continuará a ser digno o seu corpo mesmo depois da morte, porque indissoluvelmente ligado ao mistério da sua pessoa." (Ecclesia de Eucharistia, 47). João Paulo II conclui que a Igreja, como a mulher de Betânia, "a Igreja não temeu «desperdiçar», investindo o melhor dos seus recursos para exprimir o seu enlevo e adoração diante do dom incomensurável da Eucaristia" (ibid., 48). A liturgia exige a melhor de nossas possibilidades para glorificar a Deus, Criador e Redentor.

No fundo, o cuidado atento pelas igrejas e pela liturgia deve ser uma expressão do amor ao Senhor. Mesmo nos lugares onde a Igreja não têm muitos recursos materiais, esta obrigação não pode ser negligenciada. Um importante Papa do século 18, Bento XIV (1740-1758) em sua encíclica Annus Qui Hunc (19/02/1749), dedicada sobretudo à música sacra, já exortava seu clero a manter as igrejas bem equipadas com todos os objetos litúrgicos necessários para a digna celebração da liturgia: "Nós queremos destacar que não estamos falando da suntuosidade e magnificência dos Templos Sagrados, ou da preciosidade dos objetos sagrados, nós bem sabemos que não podemos tê-los em toda parte. Falamos de decência e limpeza as quais a ninguém é lícito negligenciar, sendo decência e limpeza compatíveis com pobreza".

A Constituição sobre a Sagrada Liturgia do Concílio Vaticano II pronunciou-se de modo similar: "Ao promoverem uma autêntica arte sacra, prefiram os Ordinários à mera sumptuosidade uma beleza que seja nobre. Aplique-se isto mesmo às vestes e ornamentos sagrados" (Sacrosanctum Concilium, 124). Esta passagem refere-se ao conceito de "nobre simplicidade" introduzido na mesma constituição no número 34. Este conceito parece ter origem no arqueólogo e historiador da arte alemã, Johann Joachim Winckelmann (1717-1768), segundo o qual a escultura clássica grega caracterizava-se pela "nobre simplicidade e silenciosa grandeza".

No início do século 20, o conhecido liturgista inglês Edmund Bishop (1846-1917) descreveu o "gênio do Rito Romano" como marcado pela simplicidade, sobriedade e dignidade (cf. E. Bishop, "Liturgica Historica," Clarendon Press, Oxford, 1918, pp. 1-19). Esta descrição não é desprovida de mérito, mas é necessário estar atento à sua interpretação: o Rito Romano é "simples" se comparado a outros ritos históricos, tais como os Orientais que se distinguem pela grande complexidade e suntuosidade. Portanto, a "nobre simplicidade" do Rito Romano não deve ser confundida com uma mal compreendida "pobreza litúrgica" e um intelectualismo que pode levar à ruína da solenidade, fundamento do culto divino (cf. a essencial contribuição de São Tomás de Aquino na Summa Theologiae III, q. 64, a. 2; q. 66, a 10; q. 83, a. 4).

A partir de tais considerações é evidente que os paramentos sagrados devem contribuir para "o decoro da ação sagrada" (IGMR, 335), sobretudo "pela forma e pelo material usado", mas também de modo comedido, nos ornamentos (ibid., 344). O uso dos paramentos litúrgicos expressa a hermenêutica da continuidade, sem excluir um estilo histórico particular.

Bento XVI oferece um modelo em seus celebrações quando ele usa tanto uma casula de estilo moderno quanto, em algumas ocasiões solenes, a casula "clássica", usada também por seus predecessores. Ele segue o exemplo do escriba, que tornou-se discípulo do reino dos céus, e que Jesus compara a um pai de família que tira de seu tesouro coisas novas e velhas, nova et vetera (Mt 13,52).

Sábado, 27 de novembro de 2010


TEÓLOGO DO OPUS DEI DEFENDEU EM 2004 A POSIÇÃO DO PAPA SOBRE O USO DO PRESERVATIVO

Teólogo do Opus Dei defende comentários do Papa sobre preservativos. Em artigo de 2004!


MARTIN RHONHEIMER, nasceu em 1950 (Zürich, Suíça), estudou História, Filosofia, Ciência Política e Teologia em Zürich e Roma. Tem Doutorado em Filosofia pela Universidade de Zürich. Em 1983 foi ordenado sacerdote católico (incardinado na Prelazia da Santa Cruz e Opus Dei). É atualmente Professor de Ética e Filosofia Política na Faculdade de Filosofia da Pontifícia Universidade da Santa Cruz em Roma.

A verdade sobre os preservativos

Martin Rhonheimer

Muitas pessoas estão convencidas de que uma pessoa soropositiva sexualmente ativa deveria usar preservativo a fim de proteger seu parceiro da infecção. O que quer que se pense sobre um estilo de vida promíscuo, sobre atos homossexuais ou prostituição, tal pessoa age, ao menos, com um senso de responsabilidade ao tentar evitar a transmissão de sua infecção para outras.

Considera-se comumente que a Igreja Católica não apoia tal visão. Conforme sugeriu recentemente um o programa Panorama da BBC, acredita-se que a Igreja ensine que os homossexuais sexualmente ativos e as prostitutas deveriam evitar o uso dos preservativos porque os preservativos são "intrinsecamente maus" (The Tablet, 26 de junho). Muitos católicos pensam o mesmo. Um deles é Hugh Henry, diretor de educação do Linacre Centre em Londres, que disse a Austen Ivereigh no Tablet da semana passada que o uso do preservativo, ainda que usado exclusivamente para evitar a infecção do próprio parceiro sexual "desrespeita a estrutura fértil que os atos conjugais devem ter, não podem constituir o recíproco e completo dom pessoal de si e, portanto, viola o Sexto Mandamento".

Mas este não é o ensinamento da Igreja Católica. Não existe ensinamento magisterial oficial seja sobre preservativos, pílulas anovulatórias ou diafragmas. Preservativos não podem ser intrinsecamente maus, somente os atos humanos podem sê-lo; preservativos não são atos humanos, mas coisas. O que a Igreja Católica ensinou claramente ser "intrinsecamente mau" é um tipo específico de ato humano, definido por Paulo VI em sua encíclica Humanae Vitae, e posteriormente incluído no nº 2370 do Catecismo da Igreja Católica como "qualquer ação que, quer em previsão do ato conjugal, quer durante a sua realização, quer no desenrolar das suas consequências naturais, se proponha, como fim ou como meio, tornar impossível a procriação".

A contracepção, como um tipo específico de ato humano, inclui dois elementos: a vontade de praticar atos sexuais e a intenção de tornar a procriação impossível. Um ato contraceptivo, portanto, incorpora uma escolha contraceptiva. Como afirmei em um artigo no Linacre Quarterly em 1989, "uma escolha contraceptiva é a escolha de um ato que impede que os intercursos sexuais livremente consentidos, em que se preveem consequências procriativas, tenham tais consequências, e é uma escolha feita justamente por esta razão".

Por isto a contracepção, entendida como um ato humano qualificado como "intrinsecamente mau" ou desordenado não é determinado pelo que acontece no nível físico; não faz diferença se alguém impede que o intercurso sexual seja fértil tomando a pílula ou interrompendo-o de modo onanístico. A definição acima não distingue entre "fazer" ou "deixar de fazer", porque o coitus interruptus é um tipo de abstenção "ao menos parcial".

A definição de ato contraceptivo não se aplica, portanto, ao uso de contraceptivos para impedir possíveis consequências procriativas de uma violência sexual previsível; nesta circunstância a pessoa violentada não escolhe manter relações sexuais ou impedir uma possível consequência de seu próprio comportamento sexual, mas está simplesmente defendendo-se de uma agressão a seu próprio corpo e de suas indesejáveis consequências. Uma atleta que participa dos Jogos Olímpicos que toma uma pílula anovulatória para evitar a menstruação também não está fazendo "contracepção", porque não há intenção simultânea de praticar atos sexuais.

O ensinamento da Igreja Católica não diz respeito a preservativos ou aparatos físicos ou químicos similares, mas ao amor marital e ao significado essencialmente marital da sexualidade humana. O magistério afirma que, se pessoas casadas têm sérias razões para não ter filhos, elas devem modificar seu comportamento sexual pela abstenção, "ao menos periódica" dos atos sexuais. Para evitar destruir tanto o significado unitivo quanto o procriativo dos atos sexuais e, portanto, a plenitude da doação recíproca de si, elas não podem impedir que o ato sexual seja fértil praticando, ao mesmo tempo, o ato sexual.

Mas o que dizer das pessoas promíscuas, dos homossexuais sexualmente ativos e das prostitutas? O que a Igreja Católica lhes ensina é que simplesmente não deviam ser promíscuos, mas fiéis ao único parceiro sexual; que a prostituição é um comportamento que viola gravemente a dignidade humana, principalmente a dignidade da mulher e, portanto, não devia ser praticada; e que os homossexuais, como todas as outras pessoas, são filhos de Deus e amados por Ele como todos são, mas que eles deveriam viver me continência como toda e qualquer pessoa solteira.

Mas e se eles ignoram este ensinamento e correm o risco de contrair o HIV, deveriam eles usar preservativos para impedir a infecção? A norma moral que condena a contracepção como intrinsecamente má não se aplica a estes casos. Nem pode haver um ensinamento da Igreja sobre isto;é simplesmente um non-senso estabelecer normas morais para tipos de comportamento intrinsecamente imorais. Deveria a Igreja ensinar que um estuprador nunca deve usar preservativo porque ao fazer isto, além do pecado de violência sexual, ele estaria desrespeitando "o recíproco e completo dom pessoal de si e, portanto, viola o Sexto Mandamento"? Por certo que não.

O que devo dizer, como padre católico, a pessoas promíscuas ou homossexuais soropositivos que usam preservativos? Procurarei ajudá-los a viver uma vida sexual moral e bem ordenada. Mas eu não lhes direi que não usem preservativos. Simplesmente não falarei disto com eles e presumirei que se eles escolheram fazer sexo, manterão ao menos um senso de responsabilidade. Com tal atitude, respeito plenamente o ensinamento da Igreja Católica sobre contracepção.

Isto não é um apelo a "exceções" à norma que proíbe a contracepção. A norma sobre contracepção aplica-se sem exceção; a escolha contraceptiva é intrinsecamente má. Mas obviamente ela aplica-se somente aos atos contraceptivos, como definidos pela Humanae Vitae, os quais incorporam uma escolha contraceptiva. Nem todo ato em que é usado aparato "contraceptivo", de um ponto de vista puramente físico, é um ato contraceptivo de um ponto de vista moral, recaindo sob a norma ensinada pela Humanae Vitae.

Igualmente, um homem casado soropositivo e que usa o preservativo para proteger sua esposa da infecção não está agindo a fim de tornar a procriação impossível, mas para prevenir a infecção. Se a concepção é evitada, isto será um efeito colateral "inintencional" e, portanto, não determinará o significado moral da ação como um ato contraceptivo. Pode haver outras razões para advertir contra o uso do preservativo em tal caso, ou para aconselhar a total continência, mas não por causa do ensinamento da Igreja sobre contracepção, e sim por razões pastorais ou simplesmente prudenciais (o risco, por exemplo, de que o preservativo não funcione). Certamente este último argumento não se aplica a pessoas promíscuas, porque mesmo que os preservativos não funcionem sempre, seu uso ajudará a reduzir as más consequências de um comportamento moralmente mau.

Deter a epidemia mundial de AIDS não é uma questão sobre a moralidade do uso de preservativos, mas sobre como impedir efetivamente uma situação em que as pessoas provocam consequências desastrosas com seu comportamento sexual imoral. O Papa João Paulo II insistia repetidamente que a promoção do uso de preservativos não é uma solução para este problema porque para o Papa ele não resolve o problema moral da promiscuidade. Se, em geral, as campanhas que promovem os preservativos encorajam o comportamento de risco e tornam pior a pandemia de AIDS é uma questão de evidências estatísticas não facilmente disponíveis. Que reduzem as taxas de transmissão, a curto prazo, entre grupos altamente sujeitos à infecção, como prostitutas e homossexuais, é impossível negar. Se podem diminuir as taxas de infecção entre populações promíscuas "sexualmente liberadas" ou, pelo contrário, encorajar o comportamento de risco, depende de muitos fatores.

Em países africanos as campanhas antiaids baseadas no uso de preservativos são geralmente ineficazes, em parte, porque para um homem africano sua masculinidade se expressa fazendo um número maior de filhos possível. Para ele, os preservativos tornam o sexo uma atividade sem sentido. Esta é a razão pela qual - e isto é uma forte evidência em favor do argumento do Papa - o programa de Uganda está entre os poucos programas eficientes na África. Embora não exclua os preservativos, o programa ugandense encoraja uma mudança positiva no comportamento sexual (fidelidade e abstinência), à diferença das campanhas pelos preservativos, as quais contribuem para obscurecer ou mesmo destruir o significado do amor humano.

Campanhas para promover abstinência e fidelidade são definitiva e certamente o único remédio efetivo, a longo prazo, para combater a AIDS. Assim não há razão para que a Igreja considere as campanhas que promovem os preservativos como úteis para o futuro da sociedade humana. Mas também a Igreja não pode ensinar que as pessoas que mantêm estilos de vida imorais deveriam evitá-los.

Fonte: The Tablet, 10 de julho de 2004



NOVENA PREPARATÓRIA DA IMACULADA CONCEIÇÃO


À IMACULADA CONCEIÇÃO

Ó Maria, concebida sem pecado;
Rogai por nós, que recorremos a Vós!

Hoje, 29 de Novembro, inicia-se a novena preparatória da Solenidade da Imaculada Conceição de Maria, dia 8 de Dezembro. Tal Solenidade marca um dos feriados em Portugal e, embora já não sejam lembrados pelos católicos, os seus dias antecedentes são dias de preparação. Fica aqui a novena, para um povo de quem Ela é a Rainha e a Padroeira, mas que já não conhece o sentido e a história deste dogma tão importante para a Santa Igreja e para Portugal.

Novena à Imaculada Conceição

- Deus, vinde em nosso auxílio!
- Senhor, socorrei-nos e salvai-nos!
- Vinde, Espírito Santo, enchei os corações dos vossos fiéis
e acendei neles o fogo do Vosso amor.
Enviai o Vosso Espírito e tudo será criado.
- E renovareis a face da Terra.

Oremos:

Ó Deus, que instruístes os corações dos Vossos fiéis com as luzes do Espírito Santo, fazei que apreciemos rectamente todas as coisas, segundo o mesmo Espírito e gozemos sempre de sua consolação. Por Cristo Senhor Nosso. Amén.

(PARA TODOS OS DIAS):

Virgem Puríssima, concebida sem pecado, e desde aquele primeiro instante toda bela e sem mancha. Gloriosa Maria, cheia de graça, Mãe de Deus, Rainha dos Anjos e dos homens. Saúdo-Vos humildemente como Mãe do meu Salvador que, com aquela estima, respeito e submissão com que Vos tratava, me ensinou quais sejam as honras e a veneração que devo prestar-Vos; dignai-Vos, eu vo-lo rogo, de receber as que nesta novena Vos consagro.

Vós sois o seguro asilo dos pecadores penitentes, e assim temos razão para recorrer a Vós. Sois Mãe de Misericórdia, e por este título não podeis deixar de enternecer-Vos à vista das nossas misérias. Sois, depois de Jesus Cristo, toda a nossa esperança, e por esta razão não podeis deixar de reconhecer a terna confiança que temos em Vós. Fazei-nos dignos de nos chamar Vossos filhos, para que possamos confiadamente dizer-Vos: Mostrai que sois nossa Mãe! Amén.

Primeiro dia - 29 de Novembro

Eis-me aqui, aos Vossos pés, ó Santíssima Virgem Imaculada! Convosco me alegro sumamente, porque desde a eternidade fostes eleita Mãe do Verbo Divino e preservada da culpa original.

Eu bendigo e dou graças à Santíssima Trindade, que Vos enriqueceu com este privilégio na Vossa Conceição, e humildemente Vos suplico que me alcanceis a graça de vencer os tristes efeitos que em mim produziu o pecado. Ah! Senhora, fazei que eu os vença e nunca deixe de amar o nosso Deus!

Segundo dia - 30 de Novembro

Ó Maria, lírio imaculado de pureza, eu congratulo-me convosco, porque desde o primeiro instante da Vossa Conceição fostes cheia de graça e além disto Vos foi conferido o perfeito uso da razão.

Dou graças e adoro a Santíssima Trindade, que Vos concedeu tão sublimes dons; e me confundo totalmente na Vossa presença ao ver-me tão pobre de graça; Vós que de graça celeste fostes tão copiosamente enriquecida, reparti-a com a minha alma e fazei-me participante dos tesouros que começastes a possuir na Vossa Imaculada Conceição. Amén.

Terceiro dia - 1 de Dezembro

Ó Maria, mística rosa de pureza, eu alegro-me convosco, que gloriosamente triunfastes da infernal serpente, na Vossa Imaculada Conceição, porque fostes concebida sem mácula de pecado.

Dou graças e louvo a Santíssima Trindade, que tal privilégio Vos concedeu e Vos suplico que me alcanceis força para superar todas as traições do comum inimigo, e para não manchar a minha alma com o pecado.

Ah! Senhora, ajudai-me sempre e fazei que, com a vossa protecção, sempre triunfe de todos os inimigos da minha salvação. Amén.

Quarto dia - 2 de Dezembro

Ó espelho de pureza, Imaculada Virgem Maria, eu encho-me de sumo gozo ao ver que, desde a Vossa Conceição, foram em Vós infundidas as mais sublimes virtudes e, ao mesmo tempo, todos os dons do Espírito Santo.

Dou graças e louvo a Santíssima Trindade que com estes privilégios Vos favoreceu; e suplico-Vos, ó benigna Mãe, que me alcanceis a prática das virtudes, e me façais também digno de receber os dons e a graça do Espírito Santo. Amén.

Quinto dia - 3 de Dezembro

Ó Maria, refulgente lua de pureza, eu congratulo-me convosco, porque o mistério de Vossa Imaculada Conceição foi o princípio da salvação de todo o mundo.

Dou graças e bendigo à Santíssima Trindade, que assim magnificou e glorificou Vossa pessoa, e Vos suplico que me alcanceis a graça de saber aproveitar-me da Paixão e morte de Jesus, e que não seja para mim inútil o Seu Sangue derramado na Cruz, mas que eu viva santamente, para que Ele salve a minha alma. Amén.

Sexto dia - 4 de Dezembro

Ó estrela resplandecente de pureza, Imaculada Virgem Maria, eu alegro-me convosco, pois a Vossa Imaculada Conceição causou um imenso gozo a todos os Anjos do Paraíso.

Dou graças e bendigo à Santíssima Trindade, que Vos enriqueceu com tão belo privilégio. Ah! Senhora, fazei que eu um dia tenha parte nessa alegria e que possa, na companhia dos Anjos, louvar-Vos e bendizer-Vos eternamente. Amén.

Sétimo dia - 5 de Dezembro

Ó aurora nascente e pura, Imaculada Virgem Maria, eu me alegro e exulto convosco porque no mesmo instante da Vossa Conceição, fostes confirmada em graça e tornada impecável.

Dou graças à Santíssima Trindade, que somente a Vós distinguiu com este especial privilégio. Ó Virgem Santíssima, alcançai-me um total e contínuo aborrecimento do pecado sobre todos os outros males, e que antes morra do que tornar a cometê-los. Amén.

Oitavo dia - 6 de Dezembro

Ó sol sem mácula, Virgem Maria, eu congratulo-me convosco, e alegro-me de que na Vossa Conceição Vos fosse conferida por Deus uma graça maior e mais copiosa do que tiveram todos os Anjos e todos os Santos no auge de seus merecimentos. Dou graças e admiro a suma bondade da Santíssima Trindade, que Vos enriqueceu com tal privilégio. Ah! Senhora, fazei que eu coresponda à graça divina e não torne a abusar dela; mudai-me o coração, e fazei que desde agora comece o meu arrependimento. Amén.

Nono dia - 7 de Dezembro

Ó viva luz de santidade e exemplo de pureza, Virgem e Mãe, Maria Santíssima, Vós, apenas concebida, adorastes profundamente a Deus e Lhe destes graças, porque por meio de Vós, acabada a antiga maldição e desceu uma grande bênção sobre os filhos de Adão.

Ó Senhora, fazei que esta bênção acenda no meu coração um grande amor para com Deus; inflamai-o, para que constatemente ame o mesmo Senhor, e depois O goze eternamente no Paraíso, onde possa dar-Lhe as mais vivas graças pelos singulares privilégios a Vós concedidos e possa também ver-Vos coroada de tamanha glória! Amén.

Adaptado de Tradição em Foco


Sunday, 28 November 2010

1972 - OS INCIDENTES DA CAPELA DO RATO

A vigília da Capela do Rato

A iniciativa mais emblemática levada a cabo por católicos, contra a ditadura do Estado Novo e a guerra colonial é a vigília da capela do Rato, realizada há 35 anos. A comemoração do Dia Mundial da Paz, proposta pelo Papa Paulo VI, dá o mote à acção VI. O acontecimento é preparado por católicos ligados ao Boletim Anti-Colonial (Nuno Teotónio Pereira, Luís Moita, Isabel Pimentel, Conceição Moita) e por estudantes (João Cordovil, Galamba de Oliveira, António Matos Ferreira), sendo a ligação entre os dois grupos estabelecida por Francisco Cordovil. Sábado, dia 30 de Dezembro de 1972, na missa das 19 e 30 da capela da JEC, na Calçada da Rocha Cabral, ao Rato, um grupo de cristãos surpreende o celebrante, Pe. João Seabra Dinis, ao declarar publicamente que tenciona realizar na capela uma jornada de 48 horas de «greve da fome» e de reflexão acerca da guerra colonial. Apela a cristãos e não-cristãos para que se juntem à iniciativa. Entretanto, vários petardos colocados pelas Brigadas Revolucionárias, em diversos pontos da capital e arredores, espalham panfletos apelando à solidariedade com os grevistas da fome no largo do Rato. O texto denuncia a guerra colonial como uma causa de miséria do povo português e um instrumento de dominação.

Na capela, várias centenas de pessoas prosseguem a reflexão, cerca de vinte delas em jejum voluntário. À noite, o Pe. Alberto, o responsável da capela que não pudera celebrar a missa por estar doente, com uma pneumonia, faz saber que ignora a iniciativa mas não se opõe a ela.

No domingo de manhã, dia 31, celebram-se as missas das 11 e 12 e 30, durante as quais os participantes são informados do que se passa.

Simultaneamente, são distribuídas em várias Igrejas de Lisboa comunicados sobre o acontecimento que apelam à adesão de mais pessoas à vigília ou a outras acções com os mesmos objectivos: «1. Romper com o silêncio acerca do problema da Guerra em Angola, Moçambique e Guiné. Procurar a paz.//2. Declarar solidariedade com as vítimas da Guerra».

À tarde, a reflexão continua. Cerca de 300 pessoas aprovam uma moção que parte de cinco «considerandos» que se podem sintetizar numa frase: a guerra contra os povos de Angola, Moçambique e Guiné é injusta e também vitimiza o povo português. Por esta razão, repudiam vigorosamente a política do Governo português; denunciam a atitude de cumplicidade da Hierarquia da Igreja Católica; condenam a repressão sobre os trabalhadores e jovens que se manifestam contra a guerra; solidarizam-se com os povos das colónias em luta e com os portugueses empenhados na construção de uma sociedade justa; apelam a todas as pessoas conscientes que se unam na luta contra a exploração e opressão do povo trabalhador. Chega à capela do Rato uma mensagem de católicos do Porto que se solidarizam com a reunião. Por volta das 19 horas, as forças policiais começam a concentrar-se à volta da capela. Às 20 e 30 o local está cercado por dez carrinhas com polícia de choque e cães, além de viaturas de outras polícias. O trânsito é controlado e a zona encontra-se isolada. É a hora de jantar e algumas pessoas abandonam a capela para ir a casa. Por volta das 20 e 45, um comissário da PSP entra na capela e dá aos presentes ordem de evacuação no prazo de dez minutos. Segundo o relatório do comissário, as pessoas não acatam a ordem e começam a cantar em coro «Perdoai-lhes Senhor que eles não sabem o que fazem». Esgotado o tempo, a polícia diz aos participantes na vigília para se retirarem imediatamente. Os intimados protestam e querem saber se a PSP possui uma autorização do Patriarcado para entrar na capela. Alguns, entre as quais Pereira de Moura, permanecem sentados e resistem à ordem. A polícia arrasta-os. Cerca de 60 pessoas são levadas para a vizinha esquadra da PSP do Rato. Os suspeitos de serem líderes são conduzidos para os calabouços do Governo Civil e mais tarde para o forte de Caxias, onde ficam incomunicáveis. Deste grupo fazem parte Nuno Teotónio Pereira, José Luís Galamba de Oliveira, Maria Benedita Galamba de Oliveira, Francisco Pereira de Moura, Homero Cardoso, Luís Moita, Manuel Coelho Carvalho, João Cruz Morais Camacho, João da Fonseca Quá, Francisco Louçã, Hermenegildo José Carmo Lavrador, Jorge Wemans, João Pimentel e Miguel Teotónio Pereira.

Entretanto, pelas 22 horas o Pe. António Janela comparece na capela do Rato com a finalidade de preparar a missa da meia-noite. É informado pela empregada que a polícia exigia o encerramento da capela. Esta informação é confirmada pelo Pe. Janela no Comando geral da PSP: a capela devia permanecer fechada durante toda a noite e o dia 1 de Janeiro. De volta ao local de culto, o padre coloca a par da situação os católicos que tinham aparecido para participar na eucaristia. Uma vez que nenhum deles recebera qualquer indicação do Cardeal Patriarca no sentido de acatar a ordem policial, decidem celebrar a missa, encostando a porta. No dia 1 de Janeiro, pela manhã, D. António Ribeiro é posto ao corrente do que se passa e pronuncia-se pela continuação dos actos de culto habituais. Após a celebração da última missa da manhã, um oficial e um comissário da PSP intimam o Pe. António Janela a acompanhá-los. O Pe. Armindo Garcia, que se identificara espontaneamente, também é conduzido à sede da DGS.

D. António Ribeiro envia o seu secretário para exigir a libertação de ambos os sacerdotes. O Pe. Armindo Garcia é libertado, mas o Pe. António Janela continua preso e é interrogado. O Cardeal Patriarca vai à sede da DGS e recusa-se a sair enquanto o padre não for solto. Aguarda uma hora. Entretanto a capela fora evacuada e fechada pela polícia que se mantém de guarda à porta.

Rapidamente se multiplicam as edições policopiadas com relatos e comentários aos acontecimentos, a transcrição da moção aprovada e do comunicado à população. As reacções ao encarceramento dos participantes na vigília sucedem-se: são enviados ao Governo português telegramas de três comissões sindicais solidarizando-se com Luís Moita (na altura técnico sindical) e uma carta da Direcção do Sindicato dos Arquitectos dirigida ao Ministro do Interior protestando contra a prisão do arquitecto Nuno Teotónio Pereira. São entregues exposições de protesto ao Presidente do Conselho (mais de 600 assinaturas) e ao Patriarca de Lisboa (cerca de 400 assinaturas).

A demissão pelo Governo de 12 funcionários públicos acusados de participarem na vigília leva à criação, logo em Janeiro de 1973, de um novo tipo de acção solidária contra a «repressão económica», em complemento da já praticada pela Comissão Nacional de Socorro aos Presos Políticos. O objectivo é reunir fundos para pagar as cauções dos presos, os vencimentos aos funcionários demitidos e as multas aplicadas aos arguidos. Além disso, pretende-se arranjar novas colocações para os funcionários demitidos. Em Março de 1973 já se tinha encontrado emprego para nove dos doze funcionários demitidos e um décimo estava colocado temporariamente. O êxito da iniciativa acaba por ser posto em causa pelo decréscimo do entusiasmo inicial e pelo aumento da vaga repressiva – em Maio prendem-se cerca de duzentas pessoas.

O Professor Francisco Pereira de Moura é demitido do Instituto Superior de Economia, acto que causa indignação no meio académico. Este redige um texto acerca das condições em que é preso (dez dias incomunicável) e demitido, o qual é divulgado em edição policopiada.

Uma nota do Patriarcado analisa o acontecimento em 10 de Janeiro. Apesar da prudência da nota e da desautorização da vigília, pela primeira vez o Cardeal Patriarca condena uma acção repressiva concreta do Estado Novo.

As repercussões da vigília da capela do Rato obrigam o Presidente do Conselho a intervir em público, reagindo num longo discurso (37 minutos) feito na rádio e televisão, e acabam por atingir a Assembleia Nacional. Em 27 de Fevereiro, Miller Guerra trava uma discussão tornada célebre com Casal-Ribeiro em que admite discutir a presença de Portugal em África. Miller Guerra acaba por se demitir da Assembleia Nacional, juntamente com Francisco Sá Carneiro: é o golpe de misericórdia no sonho formado por equívocos e ilusões da «ala liberal» acerca da possibilidade de uma «transformação por dentro» da ditadura em democracia.

No meio católico, a vigília da capela do Rato dá um novo fôlego ao empenhamento cívico dos católicos que se traduz na criação de um movimento Justiça e Paz em Lisboa.

Segunda-feira, 26 de Março de 2007


D. ANTÓNIO FERREIRA GOMES NO EXÍLIO


Foto tirada em Roma e oferecida à mãe em Outubro de 1964. Depois do jantar de despedida em 23 de Julho de 1959 não voltou a ver a mãe que veio a falecer em 21-11-1965, não tendo sido autorizado a vir ao funeral.


texto e imagens: FUNDAÇÃO SPES


Criada por Dom António Ferreira Gomes, Bispo do Porto
Inst. de Utilidade Pública, DR, 2º série - n.º 128 - 6 de Julho de 2009

Ao referir elogiosamente o Cardeal Cerejeira, Ratzinger insultou uma das figuras mais ilustres da Cidade do Porto


Automóvel, marca Opel, oferecido pelos sacerdotes diocesanos que se cotizaram para facilitar as suas deslocações na Diocese de Valencia (Espanha) em que se fixara, dado que o carro em que tinha saído do Porto, para o que julgara ser um período de férias, lhe fora solicitado pela administração diocesana.

Foto junto ao automóvel oferecido pelos padres da Diocese do Porto em 1960 [?]. Na fotografia Alberto F. Gomes (Irmão, 06-10-1918 – 14-01-2005); Maria José Torres de Magalhães Nunes (Cunhada, Out. 1925 – 12-11-1984); Inês Ferreira Gomes (Irmã, 21-01-1908); D. António Ferreira Gomes

No exílio, em Valência. 1961.

D. António Ferreira Gomes no exílio, em Valência. 1962.

Actividade pastoral de D. António em Espanha, Puerto de Sagmento, 25-03-1961.


Visita pastoral em Real de Montroy, Espanha, 23-2-1963.


Anel de D. António Ferreira Gomes enquanto Bispo do Porto, oferecido pelo Papa Paulo VI.


Quarta-feira, 12 de Maio de 2010

http://nortecaustico.blogspot.com/2010/05/ao-referir-elogiosamente-o-cardeal.html

FÓRUM ABEL VARZIM LEMBRA OPOSIÇÃO CATÓLICA AO ESTADO NOVO


Cardeal Cerejeira e Salazar (1.º e 3.º a contar da esquerda). Inauguração da exposição do Mundo Português (Lisboa, 23.06.1940). Foto: Mário Novais

História

Fórum Abel Varzim lembra posição de católicos que se opuseram a Salazar e à submissão da Igreja ao Estado Novo

O Fórum Abel Varzim disponibiliza no seu site diversos documentos relativos à actividade empreendida por católicos na década de 1950/60. Os textos críticam algumas posições de António de Oliveira Salazar, bem como a submissão de parte do clero a determinadas políticas seguidas pelo Estado Novo.

Os arquivos incluem o número 8 do jornal clandestino «Direito à Informação», que começou a ser policopiado em 1963. O boletim pretendia difundir notícias e documentos que, previsivelmente, a Censura eliminaria dos jornais legais.

“Sofremos por ver a face da Igreja, Mãe e Mestra, desfigurada. No entanto o Evangelho não nos permite julgar os bispos que, em bênçãos, banquetes e inaugurações, aparecem ao grande público com todo o peso de uma caução moral que os encandeia ao regime. E nem mesmo podemos julgar certos padres que, ainda em muitas regiões e em jornais católicos, sustentam abertamente o Estado Novo. Tudo isto é também traição de todos nós, e temos consciência de quanto têm pesado as nossas fraquezas e omissões”, lê-se no artigo de abertura da publicação.

Entre os documentos que podem ser consultados encontra-se o texto intitulado “As relações entre a Igreja e o Estado e a liberdade dos católicos”. A tomada de posição, que foi assumida por mais de 40 personalidades do mundo eclesial e cultural, conta com as assinaturas de Alberto Vaz da Silva, Pe. Abel Varzim, António Alçada Baptista, Francisco de Sousa Tavares, Gonçalo Ribeiro Teles, João Bénard da Costa, José Escada, Nuno Teotónio Pereira e Sophia de Mello Breyner Andresen.

“Deve notar-se – assinala o texto – que muitos católicos têm lamentado e manifestado respeitosamente, pelos meios ao seu alcance, o seu desacordo com atitudes das autoridades da Igreja em Portugal, que lhes parecem demasiado favoráveis ao regime, e com o pouco vigor com que se chama a atenção para certos princípios da moral cristã que o Estado Novo tem esquecido ou infringido sistematicamente, nomeadamente no que se refere ao respeito pela liberdade e consciência da pessoa humana.”

Na declaração, os signatários recusam aceitar que “em nome do Catolicismo ou de quaisquer doutrinas políticas, os considerem menos católicos, menos portugueses ou menos honestos, pelo facto de discordarem de algumas ou muitas orientações do Governo”.

A “Carta a Salazar sobre os Serviços de Repressão”, datada de 1 de Março de 1959, reuniu igualmente mais de quatro dezenas de assinaturas.

A missiva começa por garantir que os signatários não sentem “qualquer animosidade” contra o então Presidente do Conselho. “Pelo contrario – prossegue o texto – todos [os] católicos reconhecem a validade cristã de muitos princípios defendidos por V. Ex.a e, quasi todos educados na estima e no respeito da sua alta personalidade, só pouco a pouco e dolorosamente começaram a duvidar da aplicação autêntica de alguns desses mesmos princípios, até chegarem à conclusão – porventura demasiado tarde – que a sua consciência de cristãos e a sua dignidade de homens lhes impunha o dever de se dirigirem a V. Ex.a nos termos em que agora o fazem”.

Algumas linhas depois, o texto denuncia que indícios diversos e persistentes parecem indicar que os serviços de repressão do regime admitem e empregam métodos que uma consciência humana bem formada não pode tolerar e um espírito cristão tem necessariamente de repudiar”.

A lista de documentos, que actualmente contém cinco entradas, será actualizada à medida que as fontes forem sendo digitalizadas.


MONUMENTO AO CARDEAL CEREJEIRA


A pretexto da celebração do 50.º aniversário do monumento ao Cristo-Rei, cujo gosto não discuto, foi inaugurado no pretérito domingo um monumento ao cardeal Cerejeira. Se Almada não se regozijou especialmente com o primeiro, há boas razões para crer que não é grande o júbilo com o segundo – tributo prestado ao prelado que foi um expoente do reaccionarismo nacional e amigo do peito do ditador Salazar.

Não discuto a estética dos monumentos mas não devo deixar passar sem reparo a ética do preito ao cardeal cuja cumplicidade com a ditadura e o ditador só teve de positivo o estímulo ao abandono da religião e ao desprezo do clero.

O cardeal Gonçalves Cerejeira não teve uma palavra de solidariedade para com o bispo honrado que discordou de Salazar – António Ferreira Gomes –, bispo do Porto, exilado durante uma década. Não se lhe conhece um único lamento face às torturas policiais, prisões arbitrárias, degredo de democratas, medidas de segurança dos tribunais plenários, perseguições, censura e ausência de quaisquer liberdades. Viveu feliz com os crucifixos nas escolas, o ensino obrigatório da religião e a perseguição aos democratas.

Erigir um monumento ao cardeal Cerejeira, é reabilitar a ditadura, branquear o passado de um cúmplice e enaltecer o comportamento da Igreja durante os anos do salazarismo.

Podia ter sido um prelado arredado da política e dos crimes da ditadura, mas não foi. Informou Salazar de que Deus o tinha escolhido por para governar o País e que não era ele, Cerejeira, quem o dizia, mas a Ir. Lúcia, dada à intimidade com o divino, que lho havia segredado. Podia ter sido neutro em relação à guerra colonial, mas preferiu animar os jovens a defenderem a civilização cristã e ocidental. Não lhes faltou, aliás, durante a guerra, com um bispo castrense para repetir essa mensagem nas colónias.

Manuel Gonçalves Cerejeira foi cardeal durante mais de 41 anos. Assistiu em silêncio à guerra civil de Espanha e aos crimes de Franco, tal como em Portugal aos desmandos da ditadura e ao terrorismo policial do seu amigo Salazar.

O bispo de Setúbal que inaugurou a estátua a Cerejeira comportou-se como o autarca de Santa Comba Dão com o museu à memória de Salazar. É a reabilitação da ditadura que está em curso, o branqueamento do fascismo e a homenagem ao tempo mais negro do século XX, em Portugal.

Quando julgávamos que a Igreja, por pudor, esquecia o maior cúmplice da ditadura, aparece um bispo que nos lembra a matriz genética do salazarismo.



CARDEAL CEREJEIRA E SALAZAR


O Cardeal Cerejeira e Salazar: uma amizade (in)separável

O que uniu o Cardeal Cerejeira e Salazar? Apenas a amizade. Ambos estudaram em Coimbra, foram companheiros na Casa dos Grilos em Coimbra e militaram os dois no CADC (Centro Académico de Democracia Cristã). A historiadora Irene Pimentel escreveu a Biografia do cardeal Cerejeira com base em testemunhos próximos do cardeal e o trabalho foi editado pela Esfera dos Livros. Engane-se o leitor se está à procura de alguma revelação inédita. Este trabalho revela a amizade que existia entre ambos, não interferindo, porém, com os papéis que cada um desempenhava – um chefe do Governo e o outro Chefe da Igreja. Em dia de aniversário, o “Correio” não podia deixar de se interessar por este trabalho, pelo facto do Cardeal Cerejeira ter escrito o primeiro editorial deste jornal.

Que resultado obteve neste trabalho sobre a figura do Cardeal Cerejeira?

O que tentei fazer através desta biografia (essencialmente política, mas também cultural, intelectual e religiosa) do Cardeal Patriarca de Lisboa, entre 1930 e 1971, foi uma história do relacionamento da Igreja portuguesa com o Estado Novo de Salazar, na vigência de Marcelo Caetano e num curto período conturbado do pós 25 de Abril de 1974. Quanto ao resultado, serão os leitores a dizê-lo, mas tentei mostrar de que forma a Igreja portuguesa, sob a chefia de Cerejeira apoiou, ou não, o regime ditatorial, e reciprocamente de que forma o Estado Novo utilizou a Igreja para os seus fins políticos. Por outro lado, tentei eliminar a forma caricatural como a figura de Cerejeira ainda é hoje descrita, através de novos conhecimentos baseados nas fontes e nos testemunhos de quem o conheceu.

Que cumplicidade existia entre o Cardeal Cerejeira e Salazar?

Foram companheiros na Casa dos Grilos em Coimbra, enquanto estudantes e professores universitários. Tiveram a mesma militância católica no CADC e no Centro Católico e os dois partiram para Lisboa em 1928 e 1929, Cerejeira para ascender na hierarquia da Igreja até chegar a Cardeal Patriarca e Salazar para assumir o cargo de ministro das Finanças e depois presidente do Conselho de Ministros, que geriu com mão de ferro e de forma ditatorial.

Qual era a opinião do Cardeal Cerejeira sobre o regime de Salazar?

Cerejeira apoiou o regime e defendeu-o, não o considerando nem totalitário, nem mesmo ditatorial.

O que ganhou a Igreja com essa “amizade”?

Esta pergunta está relacionada com a anterior. Cerejeira percebeu que a Igreja tudo tinha a ganhar com o Estado Novo e que era através deste que poderia recuperar alguns dos benefícios que lhe tinham sido retirados no início da primeira República. Por isso defendeu e apoiou o regime.

O que fez o Cardeal Cerejeira ao clero que se opunha contra o regime de Salazar?

Extremamente prudente, Cerejeira sabia que Salazar não permitia a dissensão nem a oposição política ao seu regime, mesmo que esta viesse da Igreja ou dos católicos. Quando Salazar disse, em 1958, que doravante se tinha quebrado a «Frente nacional», sobre a qual se havia erguido o seu regime, com a dissidência de alguns católicos progressistas, Cerejeira advertiu-os que também não toleraria a dissidência interna à Igreja. Com o Bispo do Porto ou com outros membros do clero perseguidos pelo regime, devido a incompatibilidade política com o Estado Novo, a atitude de Cerejeira foi de silêncio, um silêncio ensurdecedor e cúmplice com o regime.

Como era visto pela crítica esta relação da Igreja com o Regime?

Dependendo da crítica. Os opositores ao regime criticavam Cerejeira e tentavam separar a hierarquia da Igreja portuguesa, que consideravam cúmplice com o regime ditatorial dos fiéis católicos

Porque houve uma mudança do Cardeal, que passou de “moderno” para ser depois considerado anti-concílio Vaticano II?

Acontece quase sempre que, devido à longevidade da vida, alguém com opções “modernas” quando é jovem, mais tarde não consegue acompanhar os novos tempos. Não confundir porém a modernidade de Cerejeira – evidenciada no seu gosto pela arquitectura modernista, viajar de avião ou utilizar os modernos meios de comunicação social - com modernidade política. Cerejeira sempre foi um conservador, fruto da educação do seu tempo, pertencendo a uma geração muito à direita do espectro político. Se, no início da sua estadia à frente do Patriarcado de Lisboa, introduziu novos métodos de actuação, Cerejeira sempre foi porém um homem do Vaticano I e não do Vaticano II e, quando por vezes inovava, fazia-o para que na realidade tudo ficasse na mesma.

Terça, 16 Março 2010 15:23 Miguel Cotrim Correio de Coimbra



PADRE PIO'S LAST MASS

PADRE PIO VIDEO

Saturday, 27 November 2010

JUAN KROHN HABLA SOBRE EL VALLE DE LOS CAÍDOS - I PARTE


Valle de los Caídos: la democracia bien vale una misa (gobierno socialista y monjes benedictinos, aliados objetivos)

26.11.10 | 18:23. Archivado en Historia revisionista de los dogmas (en clave nacional/catolica), Politica religiosa (en memoria de Rafael Sanchez Mazas), El Valle de los Caídos, Santo Lugar de la Memoria Heroica
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Señores va de rollo. Teológico me refiero. Porque tras los últimos acontecimientos en el Valle de los Caídos y la resaca que habrán traído consigo me siento obligado a hincarle el diente a una cuestión central que repunta en algunos en relación con el tema, en los mas jóvenes sobre todo. Por paradójico que parezca o perfectamente lógico en cambio mas bien; porque la juventud es más propicia y receptiva a lo teórico que edades ya mas maduras y avezadas al contacto con la dura realidad, en la práctica y en la vida de todos los días.

La misa del Valle, el momento de la consagración, intocables e inviolables; nos advierten y apremian ahora. Mucho peor el infringirlo -en la pluma de alguno (muy joven me supongo, ya digo)- que la profanación de tumbas incluso (...) El romper el silencio del instante -hoc est enim...- de un gemido, aunque solo sea. Perdónalos porque no saben lo que dicen, por lo jóvenes e inexpertos mas que otra cosa.

París bien vale una misa, dijo el rey Borbón, Enrique IV, padre de la dinastía borbónica francesa -y de la española- al convertirse al catolicismo tras haber rendido (y diezmado) por el hambre -y la sed- a la población, católica hasta el fanatismo, de la capital francesa (...) Y es cierto que la (santa) Misa tras el concilio del Trento y en una reacción comprensible frente al protestantismo se convirtió en eje de las creencias y de la practica religiosa al interior de la iglesia católica.

Como lo llevé a la práctica en cierto modo en mis años del seminario de Ecône. Y como lo ilustraron los cristeros mejicanos insurgiéndose contra un gobierno liberal masónico en defensa de la libertad de culto...antes de morder el polvo de la derrota.

El meollo neurálgico de la reacción integrista especialmente en el catolicismo de lengua francesa lo fue la resistencia al Novus Ordo Missae (1) -hasta hoy en vigor- que promulgó el papa Montini, inspirándose en las directrices del concilio y en el espíritu de sus reformas.

Fue una reacción primordialmente francesa o francófona ya digo, con poco eco entre españoles y entre hispánicos, salvedad hecha -como la excepción que confirma la regla- del Méjico de tradición cristera y en menor medida de la Argentina afrancesada -de los tiempos de las Juntas militares- en sus élites dirigentes como en algunas de sus áreas urbanas.

¿Por qué ese mutismo, ese silencio o apatía (en el fondo) en un problema de indole religiosa tan trascendente, entre católicos españoles que arrastraron de siempre el orgullo legítimo de ser más católicos que nadie y de no admitir en materia religiosa lecciones de quien fuera, ni influencias foráneas en detrimento, por minimo que fuera, de la ortodoxia?

En parte por eso precisamente sin duda alguna. Porque el integrismo les venía de Francia y la protestantización del dogma y de la liturgia les venia en cambio directamente de Roma, y además con aires de renovación y vestida de paisano para más señas(...) Pero también influye en mi modesta opinion un factor imprescindible en el análisis ligado a la memoria (histórica)

La misa en latín -según el rito de (san) Pío V precisemos de inmediato antes de que aquí se me delante alguno-, inseparable de una tradición litúrgica (no se olvide) de clara impronta carolingia era para los católicos franceses mucho mas que una simple misa (de los domingos) como la que le sirvió de coartada perfecta al rey borbón siglos antes para abjurar del protestantismo: el arca de la alianza de la memoria histórica del antiguo reino de los francos al contrario, o si se prefiere del antiguo régimen, de antes de la revolución francesa. De una Francia pre-revolucionaria muerta hace dos siglos en el país vecino y aún viva en el recuerdo de algunos -¿muchos, pocos?- de sus habitantes.

Y en España, en la medida que no se dio una ruptura histórica de ese calibre -de tan hondo calado al menos- no se viviría la querella litúrgica que trajo consigo el concilio con aquella ansiedad y crispación de espíritus, como una cuestión de supervivencia -to be or no to be-, que cobraría en cambio entre los católicos franceses.

Y esa es la clave -certera- de una explicacion real, autentica y profunda del fenómeno de la revolución litúrgica del concilio y de su recepcion comparativamente considerada entre españoles y franceses a mi juicio. Y todo lo demás (me) suena un poco a moralina teológica de una fase mas o menos infantil o pueril -o infantilizada- de evolución o maduración en el plano de las creencias. Desmentido además por el sentido (último) de la historia reciente tal y como vendría a revelarse en los casi cincuenta años ya transcurridos desde la celebración del concilio.

Las iglesias en España -llenas hasta rebosar aún a finales de la década de los sesenta (ejemplo de ello, la iglesia de Santa Rita, de mi barrio madrileño de Arguelles)- empezaron a vaciarse justo después y el larguísimo pontificado de Juan Pablo II acabaría de vaciarlas por completo mientras conseguía llenar a su paso (por un día) plazas y calles de las urbes que visitaria sin parar "urbi et orbe" en sus viajes pastorales planetarios.

Deserción generalizada de la práctica religiosa entre españoles, salvedad hecha del país vasco -y en menor medida en Cataluña- y de algunos botones de muestra, flores de invernadero, de la restauracion (ma non troppo) que se viviría en la fase tardía del anterior pontificado. El convento de las monjitas de Lerma (y otros adyacentes), el seminario diocesano de Toledo -y sus retoños de otras provincias-..y la abadía del Valle de los Caídos repleta de jóvenes monjes a lo que parece (...) Sin olvidar por supuesto las fundaciones (de importación) de la FSSPX en suelo de la Península (teledirigidas) desde su casa madre suiza (...)

Botones de muestra como algunos no dejan de reprocharles de un neocatolicismo elitista y minoritario -y de un tufo pos/conciliar inconfundible- en un claro alejamiento de la tradición católica de los españoles, de una savia popular innegable a todos los niveles y en todos las estratos de la sociedad por más que fuera secándose progresivamente en los dos últimos siglos y en unas regiones más que en otras, de resultas en particular de la guerra civil española.

Los monjes del Valle y los seglares que le sostienen -y que los mantiene también (en parte) aunque solo sea con su presencia, como si fueran una gran familia, todos juntos en unión durante la misa y después de ella en unos ágapes de confraternización -entre ellos-, a modo de consuelo en/la/tribulación y de sostén en las horas/difíciles (caldito caliente y pastas caseras incluido)- parecen querer atrincherarse ahora detrás no de las tumbas de Franco y de José Antonio, un tema en el que por se ve habrán acabado optando por la táctica del no meneallo-sino al interior de las columnas del templo o de las arcadas de la explanada de "su" basílica unidos todos como una piña en torno a la celebración del precepto dominical que prescribe oír misa entera los domingos y fiesta de guardar, hoy como ayer, como hace cien años como en la guerra y en la posguerra inmediata y como si desde entonces y en las décadas que se seguirían no hubiera pasado nada, ni en el mundo ni en el seno de la sociedad española.

Bajo la consigna (sectaria) por cierto de "extraños, fuera". Sin banderas...y sin pancartas; y sin insignias y sin gritos ni eslogans que al sentir de algunos profanan mas que unos profanadores de tumbas propiamente dichos (manos a la obra en los últimos tiempos a lo que parece al interior del recinto (sagrado) por mas que ni el abad mitrado ni sus monjes se atrevan a reconocerlo)

Vaya de entrada que también yo soy partidario de una revisión o más bien de una purificación de toda la parafernalia litúrgica o paralitúrgica -o como llamársele quiera- concurrente cada año la efemérides del 20 de Noviembre (en lo que coincido con más de uno, por lo que leo ahora en el blog de Ricardo Sáenz de Ynestrillas) Y de hacerla desaparecer incluso.

Sin perder de vista el objetivo último o si prefiere el reto supremo que se esconde tras los altos designios hasta hoy puestos de manifiesto -o destapados- por el gobierno Zapatero en relación con el Valle de los Caídos; lo que algunos asumimos sin reservas. Y lo es el que siga abierto al publico, como sea. Con misa o sin misa los domingos y fiestas de guardar. Y con o sin celebraciones del 20 de Noviembre. Aun al precio del desalojo de la abadía (y de sus actuales ocupantes)

Y que guarde así su caracter monumental conmemorativo y memorialista por supuesto. De Altar (católico) de la Patria y de la Memoria Heroica de la Nación -y por ende de la guerra civil española- pero sin tutela clerical o lo menos posible (mientras no quepa otra cosa por lo menos) Espacio de libertad interior para todos los que allí acudan y no cárcel de conciencias. Frente a todo lo cual su aspecto de culto (litúrgico) es secundario como lo sería en sus inicios.

¿Blasfemia todo lo que precede? Apologia pro mia vita. Más bien, por decirlo en lenguaje medieval (y escolástico) : de mi propia trayectoria y de mi itinerario interior en la materia. Fui uno de los últimos de Filipinas por decirlo así de la misa de en latín que ahora algunos reivindican (y celebran u honran con su presencia)

Celebré una misa según el rito de San Pio V -con asistencia del obispo Lefebvre- en un salón del Hotel Meliá Castilla de Madrid a finales de junio del 78 -en plena transicion políticia- porque se nos negaron iglesias y locales eclesiásticos cualesquiera por orden terminante del arzobispado madrileño. En presencia de unas mil personas y de algunos asistentes de gran relieve como la hija de Franco que se encontraba de incógnito entre los asistentes, como testigos presenciales me lo confirmarían.

Se siguieron para mí varios años de ministerio/tradicionalista en Argentina (y países limítrofes) y en Francia en el marco de la obra del obispo francés disidente -siempre oficiando la misa en latín- en una linea de cincurvalación que me conduciría fatalmente a mi detención en Fátima y a una larga estancia en prisión que me haría cobrar alas (...) Renovabitur ut aquila juventus tua.

Y el punto de inflexión (interior) decisivo en mí lo sería tal vez el gesto que acabé teniendo -ya creo aquí haberlo contado- tras una de aquellas misas (en latín) solo en mi celda de la cárcel portuguesa, en la que prendí fuego a propósito la hostia acabada de consagrar, la arrojé ardiendo en el cáliz (lleno) y lo vacié por el ventanuco de la celda en una zona de vegetación colindante con el muro de la galería aquella. Y así me vería libre -hasta hoy- de la vieja disciplina (...)

Y fue sin duda porque no se trataba en mí de un gesto mas o menos excéntrico o transgresor propiamente hablando, sino el fruto de larga maduración interior antes y después de encontrarme preso. La querella litúrgica para entonces estaba ya agotada o si se prefiere convertida en una problema puramente de disciplina canónica y eclesiástica en el discurrir del contencioso que oponía a Monseñor Lefebvre y el vaticano, y a la ancas de aquél a otros grupos tradicionalistas.

Más o menos rezagados algunos, como sería el caso de la TFP brasileña que llegaron a publicar la primera parte de un sesudo teológico tratado de la pluma de uno de sus miembros mas prominentes -Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira- amputado de la segunda parte mucho mas melindrosa (y peligrosa) referente a "la hipótesis teológica de un papa hereje" (como aquí ya lo tengo contado) Lo que daría la tónica de la actitud posterior de aquel movimiento plegándose progresivamente a los apremios de la jerarquía vaticana y brasileña hasta acabar en la perfecta sumisión (en espíritu de obediencia "cadavérica") Y el corolario inevitable lo sería fatalmente la implosión del movimiento tras la muerte de su fundador en varias tendencias y ramificaciones.

La TFP acusaba de protestantización al "novus ordo", de vaciar el sacrificio/de/la/misa no tanto de la presencia/real -que cada uno hoy en la iglesia y mas aún entre españoles se me antoja que concibe a su manera-ni de la idea de transubstanciación tan siquiera (pese el cambio en las palabras consagrantes), una noción que el concilio dejo vacía de substancia (o contenido)

Ni siquiera de su carácter expiatorio o redentor, sino de lo que ofrecería el trazo último distintivo de la teología católica frente al protestantismo en la materia y lo era el carácter propiciatorio/del/sacrificio. Sacrificarse para rendir propicio, o en otro términos para reconciliar(se) con la persona agraviada por culpa de nuestras faltas...y de nuestros crímenes), individuales como colectivos.

Y por una extraña paradoja, ese designio último -de propiciación, a imagen de un dios bíblico (judío) iracundo y rencoroso y vengativo- presente en la teología pre/conciliar y que la iglesia pareció arrojar en el concilio y en el posconcilio por la borda, es lo que mueve y anima ahora a lo que parece a la comunidad del Valle de monjes benedictinos. Como se trasluce en los escritos recientes -y en particular en el último de ellos- de uno de sus acólitos de talla tal y como se revela él mismo ahora a la luz del día.

Y me estoy refiriendo a Ceferino Maestú, y en particular a su evocación (infeliz) en el ultimo de sus artículos -foto acompañando (...)- de uno de los bombardeos de Madrid por la aviación nacional (en la tarde -añade- del día de nochebuena)

Reconciliarse con la otra España de los vencidos y su memoria ...a costa de la otra España -así se llama eso- y de su Memoria heroica: por un imperativo/religioso -el del mandato/evangélico del perdón (dicen)- protestante en el fondo y católico (sólo) en apariencia que desconoce en la practica el ámbito (inviolable) del foro interno y el libre albedrío y nos obliga a perdonar nos sintamos movido a ellos o no...al precio de la traición por cierto, y so pena de condenación eterna.

¡Mejor aliado (objetivo) no pueden tener el gobierno Zapatero y los mentores supremos de la ley (funesta) de la memoria, no me digan!