Conversaciones entre Roma y los lefebvrianos, ¿a punto de encallar definitivamente (por culpa de Juan Pablo II) ? (26)
22.02.11 | 18:26. Archivado en Canonización de Wojtyla (recogiendo el guante del desafío)
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Las conversaciones entre el Vaticano y los lefebvrianos de la FSSPX parece estar a punto de encallar definitivamente, por lo que leo. Por culpa -en parte al menos- de la beatificación de Juan Pablo (II)(y de sus milagros). Algo previsible desde el principio, lo que ya no es tan fácil de elucidar en cambio es el significado que haya que endosar al fracaso inminente de los contactos, en el contexto sobre todo de la causa de beatificación acercándose a marchas forzadas del papa Juan Pablo (II) La tesis del facha/expiatorio que llevo aquí defendiendo en ese asunto desde hace un rato, me parece desde luego la clave de explicación más certera y verosímil de lo que esta sucediendo.
Benedicto XVI, papa alemán de pasado comprometido (entre comillas), por su alistamiento o ligazón estrecha con asociaciones juveniles del régimen nazi -de las que llegó a vestir el uniforme-, paga y pagará fatalmente por su predecesor que supo rescatar o redimir -es un decir- su trayectoria pasada (incorrecta) de una forma mucho mas correcta (políticamente hablando) Y la Fraternidad San Pío X se ve condenada a pagar también en la disyuntiva en la que viene a colocar al actual pontífice la causa de beatificación en curso del papa polaco.
Habas contadas. Y me estoy refiriendo al tradicionalismo católico en sus ramificaciones internacionales. Un micro/universo en el que a riesgo de conocerse (o de conocernos) todos, sus referencias históricas e ideológicas no podían estar mas claras. Y ya se trate de Maurras, de Franco o de Pío XII -todos ellos políticamente incorrectos en las coordenadas y baremos en curso-, Benedicto XVI se ve sentenciado a corto o largo plazo a acabar pagando por todos ellos. En sustitución de su predecesor, Juan Pablo II.
Porque lo quieran reconocer o no algunos, su suerte, de una forma u otra, se ve ligada a la de la FSSPX e incluso a la de su discutido obispo Williamson, oveja negra de los obispos tradicionalistas, que algunos parecen prestos a utilizar de fusible providencial llegado el momento oportuno. Pero se engañan o engañan (a sabiendas) Porque al final, el que acabaría pagando por todos -por Franco, por Maurras por Pío XII (y sus "silencios") por la FSSPX y por las declaraciones de uno de sus miembros (Williamson) sobre el holocausto (y lo que venga)- lo sería el pontífice reinante y el pagano en definitiva tras él lo sería el honor de los católicos del mundo entero polacos o no polacos, por más que estos últimos se tengan reservado un estatuto especial un tanto privilegiado (e intocable) de mártires -de la democracia- en el orden mundial que siguió al final de la segunda guerra mundial en el 45, representantes casi únicos -con los irlandeses y los vascos también si se me apura- del único catolicismo políticamente correcto tras el 45.
¿Aceptan o siguen aceptando todos los polacos, en bloque, esa imagen de papolatría anacrónica, tan grotesca y peregrina que consigue proyectar de su país y de ellos mismos, en el orbe católico al menos, el culto a la personalidad del papa polaco? Es lo que cabe preguntarse leyendo unas declaraciones recientes de un eclesiástico polaco, ferviente celador de la memoria de "su" papa Wojtyla, director en funciones de una de esas emisoras de radios tan surrealistas -a fuer de "marianas" y de militantes (ni preconciliares ni posconciliares sino todo lo contrario) (...)- que cundieron en Polonia tras la caída del muro.
O ante esas fotos rayanas en el esperpento de curas polacos participando en una competición de esquí que lleva por título (sic) Copa Juan Pablo II (...) En mi viaje a Polonia en el 81 donde circulé en los medios de Solidarnosc gracias al amparo que me brindaba la sotana rigurosa de la FSSPX que vestí desde el principio hasta el final de mi visita, conocí mucha gente desde luego que no respondían en modo alguno a ese clisé (polaco) que se viene difundiendo desde entonces.
El árbol no deja ver (a menudo) el bosque. Y en el caso polaco esa imagen wojtyliana en curso en los países católicos y en particular entre españoles, de un pueblo de reflejos gregarios y serviles, religiosamente fanatizado y a punto de desbordarse en masa -en la entrevista del eclesiástico citado mas arriba se da la cifra del millón de peregrinos- en las ceremonias de beatificación de "su" papa idolatrado en el Vaticano, oculta sin duda una realidad muy distinta.
Como lo ilustra el hecho incontrovertible que la corriente ideológica (y religiosa) a la que prestan su voz esas cadenas de radio -confinadas a lo que se da en llamar la derecha/católica (polaca)- no supone a lo sumo mas que una fracción netamente minoritaria del electorado polaco, tal y como lo probaron con creces las consultas electorales que siguieron al fallecimiento, víctima de accidente aéreo, de su anterior presidente, Kaczinski, gran valedor de la causa de beatificación del papa Wojtyla junto con el que fue secretario vitalicio del papa anterior, actual arzobispo de Varsovia, íntimo amigo suyo.
El problema polaco -de un país (y de sus habitantes) que fue clasificado "de enfermo de Europa" durante todo el siglo XXIX - no sigue menos enhiesto no obstante, me refiero entre no-polacos. Me comentaba hace poco un amigo la discusión que tuvo con un grupo de aquellos, con los que se cruzó en su visita al monasterio italiano de Monte Casino que guarda presumiblemente abundantes recuerdos de la importante batalla de la segunda guerra mundial, que tuvo la celebre abadía benedictina y sus inmediaciones de teatro de operaciones.
Y fue sin duda por culpa de la memoria edificante, en muchos polacos, sobre la actuación de sus compatriotas en aquella efemérides, traducida en un cuento de buenos y malos que se resiste lógicamente a aceptar versiones históricas de aquel episodio bélico susceptibles de invalidar en lo mas mínimo esa imagen iconográfica que se tiene forjados de ellos mismos, mucho mas que cualquier otro pueblo (europeo)
Así, les hubiera sonado a blasfemia el aprender -lo que mi amigo no sabía tampoco cuando se los cruzo- que los polacos de Montecasino atacaron a la bayoneta calada a la población civil refugiada en sus sótanos y refugios subterráneos. Peras al olmo no obstante el pretender lo contrario tal vez, ya digo. Por su parte la FSSPX arrastra también un problema de memoria histórica que tal vez sea interesante (y urgente) el intentar descifrar o encarar de un somero golpe de vista aquí aunque sólo sea.
La FSSPX fue fundada por el arzobispo Marcel Lefebvre y desde ese punto de vista puede considerarse una obra de un sello o huella francesa inconfundible. No es óbice que su existencia, su nacimiento y sus irradiación innegable en el plano internacional en el plano internacional se vieran íntimamente ligados a la Suiza y al catolicismo suizo.
En Econe vivíamos un poco (como aquí todos se imaginan) en régimen de invernadero por más que tuviéramos ciertos contactos con el mundo exterior materializados en las visitas que recibíamos de fuera y en particular de los habitantes de las inmediaciones y de las poblaciones y localidades circundantes y también en las excursiones de alta montaña por lo general que hacíamos con regular frecuencia, una vez al mes (aproximadamente), en las que nos veíamos agasajados por propietarios de establecimientos que guardaban lazos de amistad aunque sólo fuera con Econe y sus mentores y responsables suizos.
Pero confieso que la realidad suiza, micro/universo por tantos conceptos, sigue siendo para mi "grosso modo" un libro cerrado hoy como entonces. A imagen y semejanza sin duda del desconocimiento que continua siendo el mío, de su historia atípica y un tanto a parte como lo es también la realidad geográfica que configura su particular ubicación en el corazón de los Alpes, en el cruce de todos los caminos que surcan el continente.
La excepción confirma la regla no obstante y el carácter hermético que sigue ofreciendo para mí la realidad suiza, su presente como su pasado -y sus perspectivas de futuro incluso- ofrece la salvedad de un capitulo de su historia que atrajo siempre mi atención relacionado con la segunda guerra mundial, y en particular un fenómeno tan digno de estudio como el de la neutralidad suiza entonces. Una tradición antigua sin duda, en un país marcado por las guerra de religión y fatalmente condicionado por su pequeñez geográfica (comparativa); que no dejaba no obstante de esconder todo un elenco de razones y motivos, como ocurriría con la neutralidad española.
La neutralidad suiza -como la española- en la segunda guerra mundial no se ve menos rodeada de tabués. Uno de ellos es el que rodea o sigue rodeando las simpatías extendidas en grandes sectores de su opinión pública en favor de la causa del Eje, sobre todo en su zona lingüística germanófona. Bernard Fellay, superior de la FSSPX, unos años mas joven que yo, y que conocí viéndole montar en trineo en las inmediaciones del seminario era un joven suizo típico, de padre francófono -ingeniero de profesión y responsable de la central eléctrica situada junto al seminario que daba al lugar su nombre de Econe-y de madre germanófona que yo también conocí.
Por supuesto que no voy a acusarles aquí de simpatías pro/alemanas de cuando la segunda guerra mundial, ni prestarles posiciones política o históricamente incorrectas las que sean (que ignoro por cierto) Sí se la presto en cambio a un grupo que gravitaba en torno al seminario de Econe y que disfrutaba allí de un amplio radio de influencia que abarcaba a la mayoría de sus miembros entre ellos -soy formal en lo que estoy diciendo- la familia del propio superior en la actualidad de la FSSPX (entonces)
Y me estoy refiriendo a una especie de masonería católica de la que aquí ya hablé -con no pocos puntos en común con el Opus Dei- la Cité Catholique (en español Ciudad Católica) que cambiarían mas tarde su nombre por el de Office (resumen de una denominación mucho mas larga e inasimilable hasta para franceses)
El Office, fundado por Jean Ousset, una maurrasiano notorio, adolescente durante la segunda guerra mundial pero perfectamente ubicable en los medios de la colaboración (pro/nazi) entonces arrastró siempre ese pecado original -como el Opus Dei en relación con Franco y con el franquismo- que intento redimir a base de metamorfosis (más o menos camaleónicas) -como los que acompañarían en España a la trayectoria de la Obra con ocasión de la celebración del concilio vaticano segundo en los años del tardo/franquismo, y ya antes, a partir de la crisis de régimen del 56-57- que algunos de sus partidarios de la primera/hora no dejarían de reprocharles lo que daría lugar a escisiones y polémicas sin cuento de las que fui testigo y un poco también víctima en los años que discurrí en aquellos medios.
Desde que estalló el caso Williamson hace ahora dos años sus cofrades de la FSSPX hicieron todo lo divino y lo humano por distanciarse de su oveja negra o de ponerle un bozal al menos en los temas en ascuas -holocausto judío, cámaras de gas y demás- con escasos resultados hasta la fecha. Como viene a probar o a ilustrar ahora el fracaso (inminente) de su contactos con Roma. Pagan o van a pagar ahora por Williamson que ya viene pagando lo suyo -expulsado de la Argentina sometido a un régimen de libertad vigilada o condicional (como llamarlo de otra forma) dentro de la FSSPX y procesado en los tribunales alemanes por delito de negacionismo-; por una hipoteca tan pesada e insoluble como la que a todas luces amenaza aplastar ahora al Vaticano batido por vientos contrarios a medida que se acerca la fecha de beatificación del papa polaco.
La exclusión definitiva de los católicos integristas asoma al horizonte cercano del pontificado de Benedicto XVI en lo sucesivo,como quiera que sea. Con ello el cisma que aventarían el concilio y el postconcilio en el seno de los países católicos no haría mas que hacerse un poco mas visible si cabe.
Me fui a Ecône cuando soplaba ya vientos de tormenta en proveniencia del Vaticano, a sabiendas pues, lo confieso. Digamos que fue la tormenta que se avecinaba lo que me puso en la pista entonces, y fue, creo recordar, a través de un numero de la edición española de la Contrarreforma Católica en el siglo XX -un titulo sugerente no me digan, más incluso para españoles que para franceses- que dirigía el Abbé de Nantes, figura de gran destaque del tradicionalismo francés (en una de sus corrientes) fallecido hace un año.
En él se venia a decir que la obra de Econe no le debía nada al Vaticano -"verbi gratia" a la iglesia del concilio- y que si la espada de damocles de las sanciones canónicas acababan abatiéndose sobre ella no haría con eso mas que ponerse de manifiesto el cisma que trajo el concilio, a los ojos del mundo entero. La profecía se cumplió por cierto (a su manera) Y ahora, cuarenta años después -treinta casi desde que se consumo la ruptura)- una (nueva) ruptura definitiva de los contactos iniciados ahora hace dos años con el levantamiento de las excomuniones, no vendría mas que a confirmar que el pontífice actual, Benedicto XVI decidió seguir en la vía de encismamiento emprendida por sus predecesores.
Por lo que vendría a confirmarse lo que ya dije, que mantengo: los responsables de la FSSPX -Lefebvre y sus discípulos y seguidores- acertaban en la intuición por mas que errasen mas o menos en sus postulados. En su rechazo, me refiero, del concilio de la discordia. Por el que vino a quedar definitivamente enterrada la memoria histórica del catolicismo español (y de los siglos del Imperio)
La canonización de Juan Pablo (II) viene a ser la canonizacion del concilio", acaban de declarar los representantes de la FSSPX. Y una vez más -no me duelen prendas- aciertan en la intuición (por más que puedan equivocarse en los postulados)
Canonización el concilio pues, el próximo primero de mayo, y de todos su xapos y culebras.