Friday 2 December 2011

OBISPO FELLAY RECHAZA EL "PREAMBULO DOCTRINAL" DEL VATICANO


Fellay hará una contrapropuesta para prolongar el plazo

Los Lefebvrianos rechazan la propuesta doctrinal del Vaticano

"El Preámbulo Doctrinal no puede recibir nuestra aprobación"

Redacción, 30 de noviembre de 2011 a las 10:32

¿Es necesario que quien vuelva a la Iglesia católica profese su fe en la libertad religiosa, el ecumenismo o la colegialidad?

El superior de los tradicionalistas lefebvrianos, Bernard Fellay, manifestó a través de una página web de la Fraternidad San Pío X que no aceptará el Preámbulo Doctrinal requerido por el Vaticano para su vuelta a la comunión con Roma al cabo de un cisma que dura ya cuarenta años.

Fellay comunicará en breve su rechazo del documento pero al mismo tiempo propondrá un texto alternativo para prolongar los dos años de negociaciones que han dado nueva visibilidad a los lefebvrianos. Lo cuenta Juan Vicente Boo en Abc.

El fallecido obispo tradicionalista francés Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en 1970, fue excomulgado por Juan Pablo II en 1988 por ordenar contra la indicación expresa del Papa -quien le advirtió de que estaba creando un cisma- a cuatro nuevos obispos, entre los que figuraba su actual sucesor, Bernard Fellay. Como gesto de buena voluntad, Benedicto XVI levantó en enero del 2009 la excomunión a los cuatro obispos, incluido el polémico Richard Williamson, que minimiza el Holocausto.

Poco después, en marzo, el portavoz del Vaticano recordó que el grupo «no tiene un estatuto canónico en la Iglesia y sus miembros no ejercen ningún ministerio legítimo en la Iglesia», al tiempo que la Congregación para la Doctrina de la Fe abría una nueva ronda de diálogo oficial para facilitar su vuelta a la comunión con Roma. La Fraternidad cuenta con medio millar de sacerdotes y está presente en 31 países. Cuenta también con más de dos centenares de religiosos y religiosas, y unos doscientos seminaristas.

Las negociaciones duraron casi dos años hasta que el pasado 14 de septiembre el Vaticano entregó a los tradicionalistas un Preámbulo Doctrinal cuyo asentimiento se requiere para la vuelta a la Iglesia católica bajo la modalidad relativamente flexible de una prelatura personal que encuadre legítimamente la actividad de sus obispos y sacerdotes.

«No puede ser firmado»

Los lefebvrianos estudiaron el documento en una reunión a puerta cerrada en Albano, cerca de Roma, el pasado mes de octubre, pero el clima fue de fuerte rechazo. El superior de la Fraternidad San Pío X para América del Sur, Christian Bouchacourt, informó a los sacerdotes que «el Preámbulo no puede ser firmado, aunque se le aporten modificaciones», pues incluye reconocer el Catecismo de la Doctrina Católica, el Código de Derecho Canónico y la legitimidad del ritual de la Misa establecido como forma ordinaria después del Concilio Vaticano II.

El superior general, Bernard Fellay, afirma ahora que «el Preámbulo Doctrinal no puede recibir nuestra aprobación, aunque incluya un margen para una legítima discusión sobre algunos puntos del Concilio». Fellay enviará una propuesta alternativa a Roma, de modo que «su respuesta nos permitirá evaluar las posibilidades que nos dejan».

En otras palabras, se trata de reabrir o al menos prolongar la negociación, aparentemente sobre puntos sustanciales, mientras que el Vaticano sólo está dispuesto a abordar aspectos secundarios.

Fellay insiste en que sólo se les debería pedir asentimiento al Credo y a los artículos de fe declarados como dogma, pero no a las conclusiones del Concilio Vaticano II pues «¿es que no basta con el Credo? ¿Es necesario que quien vuelva a la Iglesia católica profese su fe en la libertad religiosa, el ecumenismo o la colegialidad?».

Afirma que su postura de revisión del Concilio va ganando terreno entre los católicos e insiste en que se haga la consagración de Rusia a la Virgen de Fátima, pues no considera válida la realizada por Juan Pablo II. En los últimos meses, los lefebvrianos han criticado también el encuentro de líderes religiosos de todo el mundo en Asís, presidido por Benedicto XVI, en el que todos reafirmaron su promesa de trabajar por la paz.

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